viernes, 20 de julio de 2012

Sabores y ningún sinsabor de un viaje anunciado

Por Rosetta

Lo mejor de BURGOS: que pasamos frío.
Lo peor: que está muy lejos.

Me parece que hoy “las musas” andan algo juguetonas…

Cuando nos reunimos los compañeros de coro siempre lo pasamos bien, y si es por motivos lúdicos mejor que mejor. Nuestro grupo es muy plural, cada uno con nuestro carácter particular e intransferible y juntos, no revueltos, formamos una combinación dinámica y arrolladora.

Las Huelgas [foto: Rafa Silvestre]

Primer día. De viaje.- Apenas acomodarnos en el autobús, después de los saludos, nuestras azafatas: Pilar y Laura (tanto monta…) nos obsequiaron con madalenes de Montesol, pastas de “animetes santes” y bebidas espirituosas, con lo que nos fuimos entonando de buena mañana.

El tiempo, entre parada y parada, se nos hizo corto hasta llegar a Aranjuez. Allí comimos en un restaurante muy bucólico y romántico, de principios del siglo XX, con vistas al río, con patos y todo, e incluso con un pequeño barco amarrado a la orilla. Lástima que no teníamos tiempo para hacer un recorrido por él.

Reanudamos viaje y a sugerencia de nuestro chofer particular: Paco, hicimos una parada en el bello pueblo de Lerma. Todo un conjunto medieval, con unas vistas panorámicas preciosas. Nos vino bien estirar las piernas y al mismo tiempo alegrarnos la vista y el espíritu.

Llegamos a Burgos sobre las ocho de la tarde. Desembarcamos en el hotel, que estaba en pleno centro, y con las habitaciones orientadas  o al río o a la catedral. ¡Estupendo!

Después de la cena dimos un pequeño paseo para contemplar la inmensidad de la catedral, por su exterior. Nos acompañaba una temperatura fresquita que agradecíamos, sobre todo pensando en el calor que habíamos dejado en Alcoy. 

Segundo día. En Burgos.-  Por la mañana encuentro con nuestra guía Gloria, que nos acompañaría en la visita al Monasterio de Las Huelgas  y a la Cartuja de Miraflores. El carácter especial de Gloria nos sorprendió. Era muy dicharachera y resuelta, y no tenía ninguna prisa durante el recorrido. Se explayó en las explicaciones. Se notaba que disfrutaba con el grupo. Pienso que casi nos debería haber pagado ella a nosotros…, le iba nuestro buen rollo y se animó a comer con nosotros. Las comidas, como siempre, con mucha armonía y un poco del griterío alcoyano. Desde luego no pasamos desapercibidos.

Atapuerca [foto: Rafa Silvestre]

Terminada la comida visitamos la Sierra de Atapuerca. Estando allí me acordé de nuestro yacimiento de El Salt, aunque éste es a lo grande. Hicimos un pequeño recorrido y en un punto Beatriz, la guía asignada para la visita, nos hizo poner unos cascos de protección. Fueron unos momentos de relax y muchas risas, pues estábamos todos estupendos, tal cual astronautas u hormigas atómicas. Momentos que nuestro querido paparazzi: Rafa, se encargó de inmortalizar, al igual que lo hace en cada uno de nuestros viajes o eventos.

Después a una cueva donde la guía nos explico, a través de un video en 3D, la evolución de las cuatro especies humanas que poblaron la zona. Yo sentí especial emoción pues el tema me atrae bastante.

Tercer día.- Burgos y otra vez de viaje.- Paseo por el centro de la ciudad y visita a la catedral, que si por fuera es majestuosa por dentro es inmensa. Cada una de las capillas tiene su personalidad propia. Me sorprendieron los distintos retablos, las pinturas, pero sobre toda la altura de su cimborio, su luz… en fin, todo. Disfrute al máximo.


Visita por Burgos [foto: Rafa Silvestre]

Fuera de la catedral parte del recorrido que hicimos transcurría por el Camino de Santiago. Vimos las distintas señales que lo indican y pasamos por delante del albergue de peregrinos. A alguien le entró el gusanillo de volver a peregrinar por este Camino.

Después de la comida emprendimos el regreso a casa. Teníamos muchas horas de autobús por delante, pero nos acompañaba la alegría de todo lo vivido.

Durante los tres días se notó la ausencia de los compañeros que no pudieron hacer el viaje con nosotros, aunque en ningún momento del mismo dejaron de estar presentes.

jueves, 19 de julio de 2012

El sonido del silencio

Por Paco Pascual

Lerma [foto: Paco Pascual]
“Callad un momento, solo un momento mientras yo, mentalmente, cuento hasta diez y escuchad”.

La que dijo esto era Gloria, con su voz potente y cascada. Voz a la que, por su profesión, supo darle la proyección adecuada para que se la escuchase aún estando de espaldas.

Nos pilló a todos por sorpresa, pero callamos.

Fueron diez segundos, aproximadamente, hermosísimos…, balsámicos.  

Solo se oía el susurro del viento filtrándose a través de las hojas de unos chopos cercanos.

Era el único sonido del silencio.

Estábamos en el llamado “claustrillo”, del Monasterio de Las Huelgas.