Lerma [foto: Paco Pascual] |
“Callad un momento, solo un momento mientras yo, mentalmente, cuento hasta diez y escuchad”.
La que dijo esto era Gloria, con su voz potente y cascada. Voz a la que, por su profesión, supo darle la proyección adecuada para que se la escuchase aún estando de espaldas.
Nos pilló a todos por sorpresa, pero callamos.
Fueron diez segundos, aproximadamente, hermosísimos…, balsámicos.
Solo se oía el susurro del viento filtrándose a través de las hojas de unos chopos cercanos.
Era el único sonido del silencio.
Estábamos en el llamado “claustrillo”, del Monasterio de Las Huelgas.
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