Por Chelín Payá
En la universidad un día surgió la idea de formar un club de lectura — ¡a mí me entusiasmó! —, proponiéndonos leer el libro “El último caballero”. Leí la novela con avidez y de su lectura nace mi reflexión.
Me interesó mucho la vida de Joanot Martorell y me he dado cuenta que en todas las épocas hay Caballeros, con mayúscula, que actúan coherentemente en cada momento con lo que está bien, uniendo razón y corazón.
Siempre pensamos que en nuestra breve vida somos los primeros que sentimos pasiones, desilusiones, amor, y al adentrarnos en otras épocas nos damos cuenta que igual que sentimos nosotros lo han hecho millones y millones de personas.
Me gusta leerlo y saber que soy como tantos, que siento como los mejores y los peores, que hasta el día de mi muerte no sabré donde he llegado con mis torpezas o mi buen hacer, pero me enorgullece haber pasado por la vida, sobre todo, queriendo aprender, dejando como mínimo en los míos un recuerdo que no les pese demasiado —¡sé que no!—.
No hay comentarios:
Publicar un comentario