Por Chelo Payá
Hoy hemos tenido la convivencia del coro en la Font Roja y como los años anteriores ha sido muy gratificante. Este año ha tenido una particularidad respecto a los anteriores ya que la comida no era en el restaurante, era al aire libre, preparada con un gusto exquisito y una dedicación única por un grupo de compañeras. Deliciosa.
La foto colectiva, dentro del ritual de estos días de convivencia, ha marcado el inicio. En la clase, que siempre está relacionada con el destino del viaje cultural, se ha hablado de Cuenca y Albarracín. El viaje será precioso a juzgar por lo que hemos oído y por las preciosas diapositivas. Ya me lo contarán al regreso pues este año tampoco voy a ir.
El tiempo (lo normal en estas fechas) nos ha jugado una mala pasada, ¡terminaba de llover!, y hemos tenido que elegir la segunda opción prevista para ir a comer: La Sarga. Pienso que ha sido mejor, porque no nos imagino cantando a pleno pulmón en medio del campo.
Cada vez estamos más juntos, y se aprenden cosas si estamos receptivos ¡todo es para bien!
Si pudiera verme como era antes de…, y como soy ahora, estaría dando gracias todo el tiempo; me han enseñado a escuchar y a poder decir lo que siento, ¡se que me comprenden! En el Coro no solo cantamos, vivimos cada día cada uno como es.
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