Por Jordi Ruiz
Entre esa polifonía que tanto nos cuesta aprender, día a día ha surgido una relación libre de arritmias, una labor común que se ha sabido plasmar en un pentagrama. El pentagrama de lo cotidiano, algo que, cuando estamos juntos (a veces revueltos para el gusto de Paco -pero no callen-) hace que nos olvidemos de nuestras preocupaciones; que cada cual tiene las suyas. Por un momento, el lenguaje musical que nos obliga a sonar lo más unísono posible, ha gestado algo atípico: el que personas tan distintas puedan compartir un tiempo (en el que, como Elvira nos cuenta –ma casa sembla l’ ONU… xiquets, ací no es pot parlar de política ni de religió–) no sé cómo definirlo… y ¿por qué definirlo?
Combinando la clave de Sol y la clave de Fa expresamos, en ese lenguaje universal, lo mejor de cada uno, con la batuta de Àngel que aporta más de lo que él cree. Gracias que no le hizo caso a la monjita… También un recuerdo a Pepa –sempre estàs present al cor–. Si aún estuvieses nos enseñarías la clave de Fa que tanto dominabas, pero tu camino ya es otro… y si algo falta por expresar siempre están las líneas adicionales.
Combinando la clave de Sol y la clave de Fa expresamos, en ese lenguaje universal, lo mejor de cada uno, con la batuta de Àngel que aporta más de lo que él cree. Gracias que no le hizo caso a la monjita… También un recuerdo a Pepa –sempre estàs present al cor–. Si aún estuvieses nos enseñarías la clave de Fa que tanto dominabas, pero tu camino ya es otro… y si algo falta por expresar siempre están las líneas adicionales.
Os doy las gracias por existir, a cada uno como es, pero esto no queda aquí, más adelante espero poder hacer otro cardiograma... sense més una abrasada a tots.
Jordi Ruiz i Mullor
Jordi Ruiz i Mullor
No hay comentarios:
Publicar un comentario