Cada Año
Nuevo veo el concierto de transmiten por la tele y me siento afortunada, puedo
admirar la perfección que todos mantienen, la música es preciosa, el director
majestuoso…, pero el concierto de hoy ha desbordado todos mis sentimientos,
todas las pasiones que tengo escondidas y también ha hecho que, en mi
debilidad, de gracias por mis genes ya que gracias a mis antepasados soy como soy. Doy gracias a la
Providencia por haberme permitido estar allí, y doy gracias a Dios por haberme
permitido conocer a mi profesor.
Hoy he visto
que la sencillez es el arma más limpia de los que verdaderamente son genios,
sabios, intelectuales, artistas, bellísimas personas; la vanagloria no tiene
cabida en ellos.
Este
concierto va a ser un antes y un después
en muchos de mis pensamientos; hará que sea más segura en lo que me conviene o
no; no me va a hacer sufrir nada que no sea importante y dedicaré más tiempo a
reflexionar sobre mi; seré mucho más feliz de lo que he sido y pondré de mi
parte una gran entrega.
Sigo aquí
gracias a vosotros. Ser un componente del coro me hace sentir especial, la
sensibilidad la tengo a flor de piel y he de saber trasladar estas emociones,
cada segundo de mi vida, hacia los demás.
Allí, en el
concierto, comprendí lo que es la música, no dice nada en particular pero habla
directamente al corazón de cada persona. Estaba emocionadísima. Con el Danzón
nº 2 sentía que no me llegaba la vida y finalmente me sumergí en una tristeza
inmensa, saliendo fuera de mi contexto sin poder volver. Con la sinfonía del
Nuevo Mundo percibí una gran nostalgia, no se porque; en las venas sentía
correr mi sangre aunque, como ocurría con la música, unas veces corría ff y otras pp. ¡Precioso!
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