jueves, 2 de octubre de 2014

Lluvia..., niebla

Por Chelo Payá

Hoy he subido al autobús y la conversación conjunta era:

— Qué no llueve. Qué está todo seco. Qué esto no puede ser.

Como si diciéndolo se pudiera solucionar. Yo miraba los árboles que llenaban el paisaje y los veía tristes pero tranquilos, mirando al cielo pero no impacientes; en su pesar no están solos, saben con certeza que en el momento menos esperado sus hojas y sus raíces volverán a ser regadas, la tierra donde está su alimento será empapada por un agua abundante, y otra vez se sentirán acariciados y saciados por la vida.

Gala   [foto: Paco Pascual]
Haciendo esta reflexión, pensaba que me gustaría reaccionar como ellos en situaciones adversas, tener esa confianza plena en algo que no está en mis manos y, también, sentir la seguridad que mi interior será inamovible aunque pase tiempo sin alimento.

Mientras estemos aquí, en el mundo, hemos de adaptarnos a la situación en que nos encontremos, tratar de que nadie se interponga en conseguir nuestra felicidad y defender los sitios, por pequeños que sean, donde encontramos paz, solo así  podremos, como hacen los árboles, esperar con
paciencia tiempos mejores y, como ellos, tener el convencimiento que también nos sentiremos, en algún momento, llenos de vida.

No se si sabré explicar bien una idea que tengo en la cabeza sobre la niebla, en mi mente la tengo clara, pero al intentar escribirla no encuentro las palabras justas. Voy a intentarlo.

Cuando nos dirigimos a un sitio concreto y vamos en coche o andando, sea en carretera, en el campo, en un paseo y nos sorprende la niebla, una niebla densa, seguimos avanzando y la cruzamos sin asustarnos, sin preocuparnos como saldremos de ella, sin pensar, tampoco, que habrá al otro lado, porque si lo sabemos y vamos muy decididos hasta llegar al destino. Pienso que hay veces que se nos nubla la mente y todo nos asusta si no controlamos las situaciones, aunque sepamos como van a terminar, pero vamos como aturdidos y no actuamos con la misma seguridad ni con la decisión tan firme como en lo material ¡y no sé el porqué!

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