Despedida [foto: Paco Pascual] |
Faltan pocos días para que de inicio el otoño. Es mi estación preferida, en ella me encuentro a mi misma, todo me parece fácil y a todo le veo solución.
El otoño, para mi, es esa sensación de recogimiento, esos árboles tan desnudos, esas tormentas inesperadas que te mojan el cuerpo y el alma, ¡siempre me han gustado! hasta tal extremo que salgo al balcón para recibir más de cerca esa percepción de humedad en toda mi persona; es oír el enfado y la voz de las nubes con sus truenos atronadores y mirar como se enciende la Naturaleza con llamaradas que nadie en este mundo puede evitar; es oír lamentaciones por despedir un verano que no es para todos tan divertido; es saber saborear la calidez del hogar cuando cerramos las ventanas, esas que han estado muchos meses de par en par; es ver como los colores cambian en el paisaje y en tu vida, y mentalmente estas preparando trabajos, y creado obligaciones para que al llegar el invierno no nos derrumbe un abatimiento que no sepamos superar.
A cualquier edad es tiempo de cambios. Pequeños y mayores comienzan a ir a los colegios, y todo es ilusión por volver con los amigos y recuperar lo que, en años anteriores, nos hizo felices, defendiendo nuestro espacio y nuestras ideas con un cartel muy grande de: “Prohibido el paso” (respetando, sin dudarlo, el de los demás).
En los figurines de alta costura la moda la centran en primavera-verano y otoño-invierno. Creo que ahora me gusta más otoño-invierno porque me identifico con mi edad cronológica.
El otoño, para mi, es esa sensación de recogimiento, esos árboles tan desnudos, esas tormentas inesperadas que te mojan el cuerpo y el alma, ¡siempre me han gustado! hasta tal extremo que salgo al balcón para recibir más de cerca esa percepción de humedad en toda mi persona; es oír el enfado y la voz de las nubes con sus truenos atronadores y mirar como se enciende la Naturaleza con llamaradas que nadie en este mundo puede evitar; es oír lamentaciones por despedir un verano que no es para todos tan divertido; es saber saborear la calidez del hogar cuando cerramos las ventanas, esas que han estado muchos meses de par en par; es ver como los colores cambian en el paisaje y en tu vida, y mentalmente estas preparando trabajos, y creado obligaciones para que al llegar el invierno no nos derrumbe un abatimiento que no sepamos superar.
A cualquier edad es tiempo de cambios. Pequeños y mayores comienzan a ir a los colegios, y todo es ilusión por volver con los amigos y recuperar lo que, en años anteriores, nos hizo felices, defendiendo nuestro espacio y nuestras ideas con un cartel muy grande de: “Prohibido el paso” (respetando, sin dudarlo, el de los demás).
En los figurines de alta costura la moda la centran en primavera-verano y otoño-invierno. Creo que ahora me gusta más otoño-invierno porque me identifico con mi edad cronológica.
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