Por Chelo Payá
Hoy ha sido un día en el que me he sentido como los camaleones; no iba cambiando de color según el paisaje, iba cambiando de estado de ánimo según las circunstancias. Ahora, analizándolo, sé que no he fingido en ninguna situación, y me asombro de cómo las personas nos adaptamos a todas las cosas que puedan venir, en segundos.
Hoy ha sido un día en el que me he sentido como los camaleones; no iba cambiando de color según el paisaje, iba cambiando de estado de ánimo según las circunstancias. Ahora, analizándolo, sé que no he fingido en ninguna situación, y me asombro de cómo las personas nos adaptamos a todas las cosas que puedan venir, en segundos.
Esta semana ha habido un fallecimiento muy penoso, puedo y me atrevo a decir, que para la mayoría de alcoyanos, el de la Directora de Campus de Alcoy de la UPV, también quien instituyó la Universidad Sénior, Georgina Blanes Nadal, una persona a la que yo conocía desde que era una niña…, y que ya no está entre nosotros.
Esta mañana ha sido el funeral y he asistido triste, apenada, pensando en ella cada segundo. Estaba recogida, atenta a las oraciones, oyendo lo que decía el sacerdote, y se me han quedado algunas cosas:
Que en este mundo lo que vemos desaparece, pero lo que no vemos, no, y yo, como siempre, lo he adaptado a mis vivencias; cuando una persona sufre y lo demuestra, eso se ve, pero nunca sabrá lo que puedo sufrir por ella, porque eso no se ve.
También ha sido muy emotivo cuando han dicho que su nombre, Georgina, significada labradora y que a lo largo de su vida ha hecho honor a él, ha labrado amor por donde ha pasado y antes de marchar ha recogido su cosecha, porque todos los que la rodeaban la querían, pero ¡no toda!, porque seguirá recogiendo con el amor y las oraciones de quienes la recordemos.
Cuando ha terminado el funeral me he sentido de otra manera. Iba a un concierto, un concierto especial: Domingo de Ramos, Corporació Musical La Primitiva d’Alcoi, director Àngel Lluís Ferrando Morales; mi profesor de música, del coro, y de todo lo que yo quiera aprender, porque me da lecciones de una paciencia infinita, de mucha tolerancia, de…, de cantidad de cosas. Estaba allí, viéndolo dirigir, muy contenta, y pensaba en cómo mi corazón puede cambiar de sentimientos en pocos minutos, de ser tan extremado para estar en el cielo y bajar a la tierra, sin pensar.
En ninguno de los dos sitios he estado aparentando lo que no era, ni el dolor antes, ni la alegría después, no he simulado nada.
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