Por Chelo Payá
Recogimiento [foto: Paco Pascual] |
Cuando paso algún tiempo sin escribir es como si de repente sintiera la necesidad de hacerlo, se me amontonan ideas en la cabeza y necesito decirlas aunque no sean importantes ni tengan valor, únicamente son mías.
Estos días me encuentro muy vulnerable. Estoy en casa y aun mirando siempre los mismos paisajes hay momentos en los que siento una gran tristeza y en otros una alegría desmedida por el privilegio de poder verlos un día más.
Hoy pensaba que según donde nos encontremos actuamos de una manera u otra; no lo hacemos queriendo, simplemente sin pensar, por eso es por lo que no se debe juzgar a nadie pues no sabemos si nosotros, en ese mismo lugar, actuaríamos de la misma forma.
La experiencia nos enseña a ir cediendo en nuestro comportamiento, a entregarnos a los demás por entero. Si estamos receptivos y con ganas de cambiar llegamos a tiempo a todo, es lo único que nos puede alegrar, y no nos damos cuenta de ello hasta que no lo hacemos. No debemos preocuparnos por algo que solo existe en nuestra imaginación y que igual no llega nunca.
Esto último que he dicho lo he leído desde que era niña. Mi madre tenía una agenda que me gustaba mirar, escribir y leer, siempre estaba jugando con ella y releyendo las preciosas frases que contenía.
Las diez reglas de Tomás Jefferson
I.- No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
II.- No emplees a otro en lo que tú mismo puedas hacer.
III.-No gastes tu dinero antes de ganarlo.
IV.- No compres nunca lo que te sea inútil, bajo pretexto de que es barato.
V.- La vanidad nos cuesta más que el hambre, la sed y el frio.
VI.- No nos arrepintamos nunca de haber comido poco.
VII.- Nada cansa si se hace de buena voluntad.
VIII.- ¡Cuantos disgustos nos han causado algunas desgracias que nuestra imaginación nos hacía temer y que no han llegado nunca!
IX.- Toma las cosas por el lado bueno.
X.- Si estás colérico cuenta hasta cien antes de hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario