Batalla de Castalla (21 de julio de 1812) |
La guerra es uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis y hoy, a través de la música, lo he sentido en mi alma.
El concierto de la "Música Vella" estaba estructurado en tres bloques: palabra, imagen y música. Las narraciones definían el porqué nos empecinamos en ser más que los otros, en querer dominar, y lo único que conseguimos es que la historia nos ubique en el lugar no deseado.
Una película que nos gusta la recordamos con nostalgia. De este concierto recordaremos las imágenes atroces de las personas mutiladas, del horror, de la angustia y la impotencia de sus rostros al ver que la vida se escapa... y desear el final, para terminar con el sufrimiento que consume el cuerpo.
Cada una de las composiciones musicales nos ofrecía su historia. En una se apreciaban los lamentos de cuando ya se da todo por perdido. También, el paso militar, duro, monótono, firme, agobiante, imperturbable, seguro. En otra sentía cercanía, por estar mi sangre más conectada al tratarse de una guerra próxima. En la última, como en todo, el sucumbir, con silencios que determinaban la muerte, la extinción de las personas en masa, la destrucción del ser humano, el desgarro de las vidas, de las almas… EL FINAL.
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