jueves, 5 de junio de 2014

Detalles

Por Chelo Payá

Hace años que la universidad celebra la Setmana de la Llengua. En ella se recitan poemas y se lee prosa de autores valencianos. Para mi era un día muy esperado y ha sido hoy. Me he alegrado mucho porque mirando la foto del año pasado he contado que éramos trece lectores y este año hemos participado casi el doble. Nos vamos animando y al ser más se pasa mejor. En esta ocasión había espectadores, y nos han aplaudido mucho. Nosotros también les hemos aplaudido a ellos dándoles las gracias por su apoyo y por su presencia.

Guía  [foto: Paco Pascual]
Hoy durante la lectura ha habido un detalle que me ha hecho recordar mi adolescencia al comprobar que esa delicadeza tan sutil que tienen algunas personas para que los demás nos sintamos bien y no demos tanta importancia a lo que nos puede agobiar, sigue existiendo. Recordaba los veranos que me iba de viaje con los tíos y el primo. Íbamos a paradores, a hoteles, a restaurantes, y a mi me daba mucha vergüenza no saber que pedir para comer ni como actuar con el camarero que siempre tenía a mi espalda. Estaba muy retraída. Un día durante la comida se me cayó un trozo de pan, tanto me azoré que no sabía si debía recogerlo o no, entonces a mi tío se le cayó otro trozo igual. Me relaje e hice lo que él hizo. Siempre he pensado que a mi tío no se le cayó el trozo de pan, lo tiró para demostrarme que cualquier cosa que nos pueda suceder a nosotros también les pasa a los demás.

Hay detalles que no se olvidan y que nos enseñan a ser tolerantes, delicados, dulces con las personas que nos rodean. Hoy eso lo he vuelto a ver, y a sentir.

Estoy ya en casa y sigo pensando que para ser felices hemos de procurar que los demás también lo sean, solo así rebotará hacia nosotros la  felicidad.

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