lunes, 10 de octubre de 2011

Una reflexión sobre "Montserrat"

Por Chelín Payá

Ayer me sentía triste, preparaba la maleta por inercia, pero hoy todo ha cambiado, he visto a todos mis compañeros y ellos hacen que me sienta querida.

Son las 10 de la mañana, estamos ya en la provincia de Tarragona, y se prevé un viaje muy divertido, siempre hay personas que piensan en los demás y rompen la monotonía, con dulces, bebidas… pero lo importante no es lo material, sino el detalle, y el querer que este grupo no se desmorone.

Volvemos a estar en la provincia de Tarragona, pero ya de regreso, y solo puedo decir cosas bonitas del viaje, empezando porque como hemos salido de Alcoy volvemos ¡Bien!

“Montserrat” “Montserrat”. Cuando oía ese nombre y había alguien que venia de allí, me explicaba como eran las montañas, pero ahora que las he visto, me parecen de cartón piedra, tan cerca de mí, tan grises, tan altas, tan impresionantes, daba la sensación que era un decorado, y que de un momento a otro podía caer un trozo de ellas.

Hace ya casi dos meses que hicimos el viaje, y todavía sigo reflexionando. Esas montañas que parecían frágiles, que se podían mover de un sitio a otro, siguen generación tras generación, intactas, inmóviles, mirando como van cambiando las personas, el tiempo, y todo cuanto las rodea. (La vulnerabilidad no esta en ellas, sino en nosotros.)

[foto: Maruja Berenguer]

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