Por Chelo Payá
Cuando crees que son palos lo que la vida te está dando, si te paras a pensar y lo analizas, ves claro que te hace falta para que los que te rodean —hijos, nietos— se den cuenta que la vida trata a todos por igual, que no hay nada ni nadie especial; para limar tu soberbia; para darte cuenta como te quieren muchas personas; para ceder en detalles a los que solo tú das importancia; para ir colocando las cosas en su sitio.
Equilibrio [foto: Paco Pascual] |
Pienso en lo afortunada que ha sido, y es mi vida. Desde pequeña he puesto los medios para que mi persona estuviera revestida con una coraza para que todo lo que no fuese bueno para mí, resbalase y no me perjudicase. Por ahora me ha salido bien.
También reflexionaba sobre lo fácil que sería hacer feliz a una persona, y lo difícil que nos resulta si la persona no es escogida por nosotros. Imaginaba como sería si llevásemos en el bolsillo una careta de la persona a la que amamos, y fuésemos superponiéndola en la cara de los que vamos encontrando, y con los que hablamos. Sería interesante probarlo. Lo haré. Por supuesto que, lo de la careta, solo con la imaginación, claro.
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