Ahora, una de mis prioridades se centra en los martes por la tarde. Solo es una hora, pero muy intensa. Deseo que llegue el día. Me gusta. Tengo la sensación que estoy en la Real Academia, cada uno tiene su silla. Allí se enseña a leer —mejor—, y a escuchar, que es lo más importante para aprender. Los textos están elegidos con una finura impecable. Nunca pensé que a partir de su lectura se despertase en mí la avidez por la escritura.
Sabiendo que cuento con vuestra tolerancia, me gusta haceros participes de todo lo que siento, pienso y sueño.
Hoy mi reflexión está basada en el libro que se ha leído en el taller de lectura: “EL BAILE”, de Irène Némirovsky, que me interesó desde su introducción pero que, ni por un momento, imagine su desenlace.
Inicio [foto: Paco Pascual] |
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