martes, 25 de marzo de 2014

Prioridad

Por Chelo Payá

Ahora, una de mis prioridades se centra en los martes por la tarde. Solo es una hora, pero muy intensa. Deseo que llegue el día. Me gusta. Tengo la sensación que estoy en la Real Academia, cada uno tiene su silla. Allí se enseña a leer —mejor—,  y a escuchar, que es lo más importante para aprender. Los textos están elegidos con una finura impecable. Nunca pensé que a partir de su lectura se despertase en mí la avidez por la escritura.

Sabiendo que cuento con vuestra tolerancia, me gusta haceros participes de todo lo que siento, pienso y sueño.

Hoy mi reflexión está basada en el libro que se ha leído en el taller de lectura: “EL BAILE”, de  Irène Némirovsky, que me interesó desde su introducción pero que, ni por un momento, imagine su desenlace.

Inicio  [foto: Paco Pascual]
Pienso que todos los personajes, cada uno a su manera, llevaban una tragedia dentro que no podían, ni querían, ni sabían admitir, y que les hacía sufrir. Unos por ignorancia, por inexperiencia, llevaban las cosas al límite; otros por no dar importancia a ciertos comportamientos; algunos por su soberbia, y todos dejando pasar las cosas creyendo que dominan la situación. Así se va creando un ambiente nocivo al que contribuye el rencor que, posiblemente durante toda su vida, se ha ido almacenando en el corazón de cada uno, y cuando éste estalla es como un tsunami que lo arrasa y destruye todo, sin dejar nada en su sitio, hasta los sentimientos se tambalean. La principal motivación para este desenlace es que nadie se sentía querido.

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