Transcurrir [foto: Paco Pascual] |
Ahora recuerdo que de pequeña siempre estaba preguntando: qué sería, qué me pasaría, cómo sería de mayor…, y mi madre me contestaba comparando la vida a un carrete de hilo y explicándome que si, cada vez que quisiera ver y saber de las cosas que no conocía, estirase un trocito de hilo y lo rompiese para satisfacer esa curiosidad, mi vida sería muy breve, ya que en poco tiempo se terminaría el carrete y moriría. Así era como me enseñaba a no precipitar ningún acontecimiento, a vivir cada día lo que me estaba reservado; a no preocuparme por lo que todavía no había llegado, y a no dar importancia a lo que me agobiaba y que solo existía en mi imaginación.
Mi pozo si tiene fondo. Lo estoy removiendo para recordar las cosas que sí me han servido de mucho.
Voy subiendo los mismos peldaños que mis antepasados y así como ellos viven en mi corazón, me gustaría que también a mi se me recordara.
Me han enseñado que la muerte es tan sencilla como la vida, y que si una no está, no puede venir la otra.
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