martes, 2 de diciembre de 2014

Dolor

Por Chelo Payá                    

El dolor en el mundo es tremendo y pienso en lo que sufren las personas que no tienen acceso a que se lo remedien, y en la suerte que tenemos los del primer mundo que, apenas nos ocurre algo, vamos corriendo a que nos den alivio como si no pudiéramos resistirlo.

Destello   [foto: Paco Pascual]
Estoy reflexionando hoy sobre ello porque hace unos días me caí y no acudí a ningún sitio porque creí que no tenía importancia, pero a medida que van pasando los días me duele más. Creo que al final tendré que ir a que me lo revisen.

Por la noche, cuando estoy acostada y siento como si las costillas se me juntaran, oprimiendo mis pulmones, pienso en las personas que en las guerras no mueren y quedan malheridas o en otras que no tienen disposición ni economía ni seguridad social…, que están sin medios y tiene que sufrir por obligación. Es entonces cuando se me encoge el corazón y ya lo mio deja de tener importancia. Sigo sin ir a revisión porque  lo siento todo soportable.

¿Por qué creemos tener derecho a todo?
¿Por qué alguna vez no nos ponemos en el lugar de los marginados?
¿Por qué, solo pensarlo, nos horroriza que pueda cambiar nuestra posición?

Estas tres preguntas son pensables cuando las leemos, pero impensables en nuestra vida cotidiana, se nos olvidan de inmediato cuando vamos a fregar los platos y abrimos el grifo y sale agua caliente o fría; cuando oímos en la radio que la temperatura es de 5º y sacamos la prenda adecuada para no pasar frío, y colocamos en la cama la manta que tenemos guardada; cuando nuestros pequeños nos piden pan y siempre tenemos un trozo para calmar no el hambre si no la necesidad del momento.

Recuerdo que cuando era pequeña y no quería el trocito último del pan, y lo quería tirar, mi madre decía:
— Chelín, no lo tires, por si algún día lo tienes que recoger.

Yo no lo entendía pero no lo tiraba, y me lo comía aunque me pareciera raro que el trocito de pan, años después, pudiese seguir allí. Hace mucho tiempo que ya lo entendí. 

martes, 11 de noviembre de 2014

Momentos

Por Chelo Payá

Ingravidez   [foto: Paco Pascual]
Estoy en la sala de espera de un hospital y ahora comprendo su definición  perfecta, es aquí donde esperamos que nos pronostiquen las dolencias de padecemos, lo que nos puede durar y el remedio.

Me estoy imaginando la vida como una sala de espera de ¿…? y, como aquí, cada persona actúa de una manera. Unos hablan continuamente solo para tener la mente aturdida y no pensar en que les dirán cuando entren a la consulta; otros pasan el tiempo con la cabeza agachada para no mirar a nadie a los ojos y así no demostrar el desasosiego que sienten; otros se entretiene leyendo o escribiendo para convencerse que es el tiempo quien manda en todas las cosas; aunque yo creo que la mayoría, sea cual sea su actitud y vayan o no acompañadas, se sienten solas cuando se cruza el umbral…

Sigo en la sala de espera del hospital, y de la vida… Hace un mes que no escribo y sigo pensando lo mismo. Han pasado como un soplo los treinta días y así seguirán los treinta o cincuenta o ciento años siguientes, el tiempo no tiene medida y ese es el principal motivo para no perderlo. Un ejemplo de esto es lo que me decía mi madre para que cuando quedase con alguien fuese puntual. Me enseñaba que el tiempo es precioso y muy valioso para todos, porque no se puede retener, no se puede comprar, pasa y ya no vuelve; me decía que yo lo podía perder como quisiera, pero no tenía ningún derecho sobre el tiempo de los demás porque no era mio, y no debía ser la causante de que ninguna otra persona lo perdiese por mi culpa.

Así se arraigó la puntualidad en mi persona.

jueves, 30 de octubre de 2014

Recordar

Por Chelo Payá

Esta semana tuve la visita de unos primos. Hacía mucho tiempo que no los veía y me alegre tanto que sin pretenderlo volví a mi juventud, y ahí es donde mis recuerdos me abruman hasta tal extremo que los vuelvo a revivir casi sin darme cuenta.

Esplendor   [foto: Paco Pascual]
Tenía tanta ilusión por recordar que comencé a sacar de un baúl — donde lo tengo todo guardado— fotografías, música maravillosa, y volvieron a aflorar en mi cabeza años de mi vida que creía que estaban olvidados. He de decir que mi vida no la cambiaría por ninguna. He sido muy feliz gracias a los que me rodeaban y me rodean ahora, ¡soy una privilegiada!

Igualmente, arreglando en casa estanterías, cajones, y rompiendo papeles (trabajo de verano), encontré la carta de un amigo. Creo que es ahora, a los catorce años de recibirla y leerla detenidamente, cuando la he comprendido. El encabezamiento ya me ha gustado: “Benvolguda Xelo”, y los tres folios escritos son una maravilla, y de gran intensidad. En ella me explica el porqué puede una persona cambiar de pensamientos varias veces en su vida (no solo una). Acaba la carta incluyendo los dos últimos párrafos de un libro que se compró para aclarar ideas y solucionar dudas y, ahora, al cabo de los años me las han aclarado a mi. Lo veo todo de manera diferente.

Voy a enseñarme a mirar la vida como en esas postales de vistas panorámicas en las que se ve todo muy pequeñito, para así poder detectar, con más facilidad, donde está todo lo que me sobra y también lo que me falta.

Puede que haya sido una tontería escribir esto, pero a través de esta carta me he dado cuenta de que todo lo que se escribe, aunque se guarde y creamos que no tiene importancia, pasado el tiempo alguien lo leerá y posiblemente le podrá ayudar.

martes, 14 de octubre de 2014

Otoño

Por Chelo Payá

Despedida   [foto: Paco Pascual]
Faltan pocos días para que de inicio el otoño. Es mi estación preferida, en ella me encuentro a mi misma, todo me parece fácil y a todo le veo solución.

El otoño, para mi, es esa sensación de recogimiento, esos árboles tan desnudos, esas tormentas inesperadas que te mojan el cuerpo y el alma, ¡siempre me han gustado! hasta tal extremo que salgo al balcón para recibir más de cerca esa percepción de humedad en toda mi persona; es oír el enfado y la voz de las nubes con sus truenos atronadores y mirar como se enciende la Naturaleza con llamaradas que nadie en este mundo puede evitar; es oír lamentaciones por despedir un verano que no es para todos tan divertido; es saber saborear la calidez del hogar cuando cerramos las ventanas, esas que han estado muchos meses de par en par; es ver como los colores cambian en el paisaje y en tu vida, y mentalmente estas preparando trabajos, y creado obligaciones para que al llegar el invierno no nos derrumbe un abatimiento que no sepamos superar.

A cualquier edad es tiempo de cambios.  Pequeños y mayores comienzan a ir a los colegios, y todo es ilusión por volver con los amigos y recuperar lo que, en años anteriores, nos hizo felices, defendiendo nuestro espacio y nuestras ideas con un cartel muy grande de: “Prohibido el paso” (respetando, sin dudarlo, el de los demás).

En los figurines de alta costura la moda la centran en primavera-verano y otoño-invierno. Creo que ahora me gusta más otoño-invierno porque me identifico con mi edad cronológica.

jueves, 2 de octubre de 2014

Lluvia..., niebla

Por Chelo Payá

Hoy he subido al autobús y la conversación conjunta era:

— Qué no llueve. Qué está todo seco. Qué esto no puede ser.

Como si diciéndolo se pudiera solucionar. Yo miraba los árboles que llenaban el paisaje y los veía tristes pero tranquilos, mirando al cielo pero no impacientes; en su pesar no están solos, saben con certeza que en el momento menos esperado sus hojas y sus raíces volverán a ser regadas, la tierra donde está su alimento será empapada por un agua abundante, y otra vez se sentirán acariciados y saciados por la vida.

Gala   [foto: Paco Pascual]
Haciendo esta reflexión, pensaba que me gustaría reaccionar como ellos en situaciones adversas, tener esa confianza plena en algo que no está en mis manos y, también, sentir la seguridad que mi interior será inamovible aunque pase tiempo sin alimento.

Mientras estemos aquí, en el mundo, hemos de adaptarnos a la situación en que nos encontremos, tratar de que nadie se interponga en conseguir nuestra felicidad y defender los sitios, por pequeños que sean, donde encontramos paz, solo así  podremos, como hacen los árboles, esperar con
paciencia tiempos mejores y, como ellos, tener el convencimiento que también nos sentiremos, en algún momento, llenos de vida.

No se si sabré explicar bien una idea que tengo en la cabeza sobre la niebla, en mi mente la tengo clara, pero al intentar escribirla no encuentro las palabras justas. Voy a intentarlo.

Cuando nos dirigimos a un sitio concreto y vamos en coche o andando, sea en carretera, en el campo, en un paseo y nos sorprende la niebla, una niebla densa, seguimos avanzando y la cruzamos sin asustarnos, sin preocuparnos como saldremos de ella, sin pensar, tampoco, que habrá al otro lado, porque si lo sabemos y vamos muy decididos hasta llegar al destino. Pienso que hay veces que se nos nubla la mente y todo nos asusta si no controlamos las situaciones, aunque sepamos como van a terminar, pero vamos como aturdidos y no actuamos con la misma seguridad ni con la decisión tan firme como en lo material ¡y no sé el porqué!

lunes, 29 de septiembre de 2014

Un viaje más

Por Chelo Payá

Atalaya  [foto: Paco Pascual]
Hoy he tenido la suerte de ir a Villajoyosa y a Benidorm, y digo suerte porque pensaba que ya no iría. Todo sigue precioso. He mirado el mar con fascinación pero también con el respeto impresionante que el mismo me produce. Cuando era pequeña me gustaba deleitarme mirándolo, tanto si estaba tranquilo como si estaba embravecido. Es majestuoso y sublime. Estoy con los ojos cerrados y sigo viéndolo. Me he despedido de él con una mirada nostálgica por si no lo vuelvo a ver. Todo lo que hoy he vivido lo llevaré siempre en mi corazón.

Mi vida, ahora, se centra en un círculo muy reducido y muy concreto, pero no lo lamento. Todos los que me rodean y están a mi lado han embellecido mi vida, transformando mi existencia como no podía imaginar, aunque yo sigo con mis dudas y mis tonterías que no son importantes para nadie, solo son…, mías. Y aún así, y aunque parezca una contradicción, es una de las épocas más intensas de mi vida, porque ni un solo segundo pasa sin ser vivido.

Cada día pienso más en los demás y a  la vez en mí, y no debo exigir a nadie que salte el listón que yo no tenga superado. Como siempre termino diciendo que el esfuerzo particular no nos gusta y seguimos tal como somos.

“Si uno no se implica, lo que sucede es culpa suya”. Esta frase no se si la he leído o si la he escuchado, pero como la tenía escrita en una libreta y me gusta tanto, he querido escribirla.

Comienzo con mis “cosas” y termino como un predicador, que no es que sea malo, pero no era esa mi intención, ¡de verdad!

sábado, 20 de septiembre de 2014

Renacer

Por Chelo Payá

Ya va pasando esa tristeza que sentía. Es verdad que el tiempo todo lo cura.

Es domingo por la tarde, estoy en casa y no puedo llegar a todas las cosas que me gustaría hacer, pero ya no me inquieta, me estoy enseñando a ir haciéndolas de una en una. Oyendo música reflexiono que las cosas que van llegando a tu vida, que en principio crees que son negativas y te agobian, si dejas pasar un tiempo asimilas que eran para bien, y ya no las ves tan graves.

Hacia tiempo que no escribía nada. He convivido con una situación que ahora llaman una “crisis interior”, y también con una “exterior”, lo que me ha servido mucho para  frenar en todo y  pensar que todo tiene solución. Mi cuerpo esta librando una guerra sin cuartel. Los ataques dirigidos a él son muy repetitivos, pero lo voy superando. Me han llegado a decir que soy como una roca, que tengo una “mala salud” de hierro.

Curiosidad  [foto: Paco Pascual]
Estos días que no salía de casa me he metido más, si cabe, dentro de mi y he pensado en cosas que al parecer no tienen importancia, pero que, al acoplarlas a mi persona, si son importantes. En las costas los faros están en sitios peligrosos, muy estratégicos, siendo su misión alumbrar, no deslumbrar. Si esa misión de los faros la trasladamos a nosotros mismos descubrimos que nos gusta más deslumbrar, porque creemos que así se nos valora más y se nos tiene en mayor consideración. Alumbrar supone un esfuerzo, ya que servir de  guía a los demás no es fácil, por la cantidad de fallos que encontramos en nosotros si, con sinceridad, nos examinamos con el mismo interés con que miramos a los demás. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Música + Natura

Por Chelo Payá

Hoy hemos tenido la convivencia del coro en la Font Roja y como los años  anteriores ha sido muy gratificante. Este año ha tenido una particularidad respecto a los anteriores ya que la comida no era en el restaurante, era al aire libre, preparada con un gusto exquisito y una dedicación única por un grupo de compañeras. Deliciosa.

La foto colectiva, dentro del ritual de estos días de convivencia, ha marcado el inicio.  En la clase, que siempre está relacionada con el destino del viaje cultural, se ha hablado de Cuenca y Albarracín. El viaje será precioso a juzgar por lo que hemos oído y por las preciosas diapositivas. Ya me lo contarán al regreso pues este año tampoco voy a ir.

El tiempo (lo normal en estas fechas) nos ha jugado una mala pasada, ¡terminaba de llover!, y hemos tenido que elegir la segunda opción prevista para ir a comer: La Sarga. Pienso que ha sido mejor, porque no nos imagino  cantando a pleno pulmón en medio del campo.

Cada vez estamos más juntos, y se aprenden cosas si estamos receptivos ¡todo es para bien!

Si pudiera verme como era antes de…, y como soy ahora, estaría dando gracias todo el tiempo; me han enseñado a escuchar y a poder decir lo que siento, ¡se que me comprenden! En el Coro no solo cantamos, vivimos cada día cada uno como es.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Empezar

Por  Chelo Payá

Cada situación es distinta, y cada pareja decide engendrar a sus hijos con ideas diferentes. Puede que se haga queriendo; puede ser que sea sin darse cuenta; puede ser buscado y deseado en cada segundo. Yo, cuando pienso en esto desearía que siempre fuera por amor, porque eso se percibe durante toda la vida. He empezado este tema porque yo sé el porqué de la venida al mundo de una niña.

Era una casa de trabajadores en la posguerra, y los padres  que ya tenían un hijo, nacido en tiempo de guerra, ¡no querían más! No estaban los tiempos para muchos hijos, pero… ¿…?. Una hermana de la madre tuvo una niña y a partir de ahí se le encendió la lucecita del “por qué no”, y comenzó con la cantinela:
— ¡Pepe, yo quiero una niña como la de mi hermana!
Otro día:
— ¡Pepe, yo quiero una niña como la de mi hermana!
Y así un día tras otro, todos los días la misma canción, hasta que Pepe dijo:
— ¡Ahí tienes la niña!

La niña se retraso dos años y medio en llegar y el padre, cuando ya la niña era mayor, le decía que fueron los mejores que había pasado.

Vino al mundo para alegrar a todos. Era una niña muy familiar, cariñosa, alegre; el hermano, diez años mayor que ella, la adoraba y ahora, que ya han pasado muchos años, lo sigue haciendo.

Los padres cuando hablaban de ella siempre decían:
— La meua Chelín.
— La meua chateta.
Clarear  [foto: Paco Pascual]
Siempre “suya” y, aunque hace más de veinte años que no están en el mundo, esa niña se sigue sintiendo suya.

Durante la infancia fue muy feliz. Fue una infancia perfecta, solo recibía amor y esto la marco para toda la vida, por eso la recordará con ilusión y añoranza mientras viva.  Siempre estará en su corazón.

Cuando era pequeña le gustaba parecerse a su padre; de jovencita era su vivo retrato y eso la hacía muy feliz. Ahora, de mayor, se parece más a su madre, todos los que la conocieron la ven igual que ella, y también la hace muy feliz. Ha pasado la vida pareciéndose a los dos  y para ella es un orgullo.

Supongo que cuando muera regresaré al mismo sitio en el que estaba antes de nacer.

sábado, 2 de agosto de 2014

Amistad


Por Chelo Payá

Paco Pascual entre Jordi y Amando  [foto: Rafa Silvestre]
Una de las bases para mis escritos, en los que reflexiono y vuelco sentimientos, ha sido las clases de la Politécnica. Me han marcado. Me han aportado momentos que no podía dejar pasar y de los que necesitaba dejar constancia.

Ahora, al final de este curso, no debo callar uno de esos momentos y decir que el taller de lectura expresiva conducido por Paco Pascual me ha tenido fascinada, era lo que soñaba y lo he encontrado. He descubierto el amor a la lectura. Durante esa hora no cabía nada más en mi corazón; los oídos atentos a las voces; la mirada absorta, y las personas unidas apoyándonos mutuamente.

Como había pensado, el examen delante de nuestros compañeros ha sido precioso. Ha sido un final donde nos hemos dado cuenta que la empatía era total. Deseábamos lo mejor para todos y no se necesitaban las palabras, se respiraba en el ambiente. ¡Me repito, me repito!, pero el análisis de hoy ha sido ese. Lecturas preciosas, voces suaves y acompasadas, un silencio absoluto, y los oyentes de una calidad extrema. Hemos sido como un ramillete de flores, cada una diferente, pero con una delicadeza y encanto natural que me ha desbordado.

Me habéis servido de ejemplo todo el curso. Gracias y… ¡Feliz verano!

lunes, 28 de julio de 2014

Fin de curso

Por Chelo Payá

Fusión  [foto: Paco Pascual]
Fin de curso, lo que casi todos los universitarios quieren que llegue. Ese día nos deseamos un feliz verano y los jóvenes se van a pasarlo con padres y amigos, y nosotros con hijos y nietos. Parece que todos los años se repite, pero cada uno es diferente.

Solo pasa un segundo y ya anhelamos volver a comenzar con todas las inquietudes y prisas que nos suponen los horarios, las obligaciones y la edad… Hoy me he dado cuenta lo compacto que está el grupo y de cómo nos alegramos con las satisfacciones de los demás.

Vamos logrando cosas impensables, como haber cantado sin partitura.

Se que cada uno estará ahora en su casa recordando como se ha desarrollado el concierto, y también se que todo serán recuerdos favorables.

Empezamos en el coro siendo un conjunto de personas, cada una con su corazón, y ahora somos ese conjunto de personas pero con un solo corazón.

Siempre he relatado los conciertos comentando lo que había pasado pero hoy voy más allá. Me puede haber salido mal o regular o mejor ¡pero he sido feliz!, me sentía segura, estaba donde quería estar. 

Es muy importante no esperar que la felicidad te sea regalada, porque mientras no te la dan se sufre, es mucho mejor que salga de tu estado de ánimo, de tu manera de ser, de tu corazón, así siempre está contigo.

Este año aún nos queda otra celebración: el final de la lectura. Se que ya la puedo incluir ahora porque presiento lo que va a pasar. ¡Será preciosa!, con matices profundos, delicados, tristes, divertidos, apasionados. Cada lectura es un placer para mis oídos, y los componentes del taller un ramillete de personas con una delicadeza y un encanto natural que durante todo el curso me han servido de ejemplo.

domingo, 20 de julio de 2014

De corazón a corazón

Por Laura Botella

Laura Botella  [foto: Rafa Silvestre] 
Día tras día nos sorprendemos de los avances tecnológicos referidos a comunicación, medicina y tantas cosas que no llegamos a comprender. Podríamos decir aquello de que: “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…”, pero nadie nos ha explicado porque nace el amor entre dos personas. ¿Es química?, ¿es atracción?, ¿qué es?

Hoy nos hemos reunido en este bonito entorno para celebrar la unión y, en definitiva, el AMOR entre Manolo y Almudena. El amor es cariño, deseo, pasión y, un poco más, RESPETO.

    — Por amor se perdonan las faltas.
    — Por amor se adivinan los deseos del otro.
    — Por amor se camina y se mira en la misma dirección.
    — Por amor las cosas pequeñas son las más grandes.

Mis mayores deseos, imagino que como todos los presentes y también de los ausentes allá donde estén, para que seáis muy, muy felices. Os  merecéis serlo por que sois buenas personas, trabajadores, buenos hijos, buenos hermanos, buenos amigos…

Esto va por ti Almu, cuídamelo; tú tienes ahora un marido, y yo contigo, bien lo sabes, una hija. Eso si, con el permiso de tus padres.  

miércoles, 9 de julio de 2014

Madurez

Por Chelo Payá

La vida es bellísima y solo cuando se nos escapa es cuando queremos recuperar el tiempo perdido. Las cosas que anteriormente hemos desperdiciado, ahora, las recogeríamos como tesoros.

Lejanía  [foto: Paco Pascual]
Me contaron que una vez había una persona ciega que andaba por la calle con su bastón. En la acera pusieron un cofre con un tesoro, levantaron la tapa y las monedas de oro y las piedras preciosas relucían como el sol. El ciego pasó por su lado sin detenerse, no sabía que estaba allí, no lo veía. Eso mismo puede pasarnos en nuestra vida. Andamos por ella como ciegos, sin dar ninguna importancia a lo que verdaderamente la tiene: levantarnos cada día y poder ver el amanecer, mirarnos en un espejo y reconocernos, que tengamos una persona que desee nuestra compañía, ser capaces de hacer sonreír a los que nos rodean. Enumeraría más pero…, todas estas cosas nos resultan tan comunes que creemos que son ordinarias, que nos pertenecen, sin pensar, ni un solo momento, que son extraordinarias y que cuando menos lo esperemos pueden desaparecer. Solo por eso tendríamos que sonreír, vivir felices y no estar ciegos ante nuestra propia vida.

Esta noche pensaba en mi vida y la comparaba con la canal de una terraza, que lleva el agua hasta la calle y que cuando se obstruye, porque se han acumulado hierbas, arena y alguna piedra, hay que quitarlas y limpiar sin demora, para que el agua de la lluvia vuelva a fluir rápido y no perjudique nada. Estoy recordando y recopilando pensamiento, hechos, acciones…, vida ya pasada y, como creo que a todos, hay cosas que me enorgullecen y otras que me hunden en una tristeza grande, tanto que me gustaría poder volver al pasado para no hacerlas. Por eso, en la medida que pueda, ahora iré quitando esas hierbas, esos obstáculos que están tan arraigados. Si tras el intento no lo lograse, trataré de no acumular nada más para que, al terminar mí recorrido, mi canal este más limpio.

No se el porqué, pero en mi cabeza solo hay reflexiones que hacen que quiera mejorar, aunque me cueste conseguirlo. ¿Serán las personas que me rodean? ¿Será que es una necesidad interior sin la cual ya no tengo vida? ¿Será que hasta que no he mirado con los ojos del alma no veía? También puede ser que me diese miedo ver que no avanzaba y las escondiese. No lo sé. Lo que si sé es que desde que las escribo las puedo mirar de frente.

jueves, 3 de julio de 2014

Los inicios

Por Maruja Berenguer

Acaba el curso 21013/2014 que, como de costumbre, se cierra con un pequeño concierto del Coro y de la Orquesta de Jóvenes, en el edificio de la EPSA del Viaducto, bajo la batuta de Àngel Lluís Ferrando.

Maruja Berenguer (derecha) en Música+Natura III (2013)
[foto: Rafa Silvestre]


Llegado este momento he pensado que debería hacer una pequeña historia de la trayectoria del Coro desde sus inicios. Recuerdo que fue por el mes de enero de 2008. ¡Qué lejos me parece ahora!

En el curso 2008/2009 uno de los temas era: “La actividad musical en Alcoy”, impartido por el profesor Àngel Lluís Ferrando, y que coincidió con la aprobación de los Estatutos de la Asociación Senior. La Junta de ésta, apoyada por la coordinadora de la universidad senior, Georgina Blanes, se estaba planteando la conveniencia de solicitar subvenciones a la Politécnica, para lo cual debíamos presentar actividades culturales.

Como estábamos en clase de música, se nos ocurrió formar un CORO (en ese momento no pensamos donde nos metíamos). Fuimos consultando entre nuestras compañeras de curso y conseguimos que se interesaran algunas. Àngel Lluís aceptó ser nuestro director y profesor, (creo que tampoco sabía la que se le venía encima, aunque siempre ha tenido en mucha estima a los alumnos de la Sénior).

De esta forma y en una de las aulas del edificio Carbonell, comenzamos nuestra andadura CORAL. Hemos tenido que estudiar notas, escalas…, corcheas, puntillos, etc., etc. Tenemos dos libros de LENGUAJE MUSICAL. El primero lo terminamos, pero el segundo ya llevamos con él algunos cursos y todavía estamos en ello.

Para terminar con esta pequeño resumen diré que la paciencia que tiene, y ha tenido, con nosotros Àngel Lluís, se merece todo nuestro reconocimiento y agradecimiento, por que pasito a pasito va sacando provecho de nosotros.

Este curso que terminamos ha sido bastante intenso. Hemos tenido más actividad de lo habitual ya que siempre preparamos dos conciertos por curso y en éste han sido cuatro conciertos y dos pequeñas actuaciones. Además, este año, por primera vez, el concierto de Navidad se ofreció en la Capilla del Antiguo Asilo, un lugar muy acogedor y con mejor acústica…, que a nosotros nos beneficia mucho.

No quiero hacerlo más largo, en otro momento me referiré a las otras actividades que tenemos como: excursiones culturales, cenas, etc.

Soy muy feliz, y doy las gracias por la buena IDEA que tuvimos de formar este maravillosos CORO que nos da tantas satisfacciones.

Hasta pronto.

lunes, 23 de junio de 2014

Lenguaje

Por Chelo Payá

Cuando somos pequeños adquirimos ciertos hábitos en el lenguaje que después cuesta corregir. Gracias a la perseverancia de los educadores (padres y maestros), que no nos permiten una mala expresión, vamos aprendiendo a hablar correctamente ya que las reprimendas no gustan a ninguna edad.

Hace algunos años Jorge Mota, en la politécnica, nos dio clases de lenguaje no verbal y a mi me encantó la cantidad de cosas que se pueden decir sin hablar, solo con una mirada, con un ademán, con un apretón de manos. Nuestro cuerpo se hace entender sin ningún término oral solo con gestos, con delicadeza y, muchas veces sin desearlo y en ocasiones sin querer evitarlo, incluso con brusquedad.

Testigos  [foto: Paco Pascual]

Pienso que este lenguaje corporal deberíamos aplicarlo cuando estamos resentidos; ofenderíamos menos y no tendríamos que arrepentirnos de muchas cosas dichas. Tenemos prisa por convencer a los demás de lo que nosotros creemos, y esto hace que se nos escapen las cosas; además, cuando nos enfadamos o nos hacen enfadar, solemos amenazar, sin darnos cuenta que la amenaza es una de las formas más directas que nos va acercando hacia la soledad.

martes, 17 de junio de 2014

La meta

Por Chelo Payá

Hace unos días que mi mente no acierta a centrarse, todo son porqués, pero aún así, pase lo que pase, mi interior se encuentra muy arropado por si mismo y eso me hace crecer y no dudar.

¿Cómo se puede cambiar tanto?, ¿cómo nos pueden descolocar acontecimientos que deseamos?, ¿cómo se nos escapan las ilusiones y los deseos?

Transparencia  [foto: Paco Pascual]
Hay veces que ansío una meta para motivarme, y es cuando me doy cuenta que pretender que sea muy alta es difícil si antes no venzo las metas sencillas del día a día, solo así, sin darme cuenta, ir avanzando en lo que me conviene y en lo que no, para llegar a ella.

Pienso que cuando no alcanzo lo que me gustaría es porque voy por un camino lleno de piedras, unas muy grandes, otras pequeñas, pero ninguna me molesta para tener el camino limpio y perfecto, ¡no las quiero quitar!; con las pequeñas considero que no vale la pena invertir tiempo porque casi no estorban, y las grandes pesan tanto que yo sola no puedo con ellas, tengo que hacer un gran esfuerzo y me desanimo, por lo que también se quedan allí.

Con este ejemplo reconozco que no mejoro ni prospero en mis defectos. 

jueves, 5 de junio de 2014

Detalles

Por Chelo Payá

Hace años que la universidad celebra la Setmana de la Llengua. En ella se recitan poemas y se lee prosa de autores valencianos. Para mi era un día muy esperado y ha sido hoy. Me he alegrado mucho porque mirando la foto del año pasado he contado que éramos trece lectores y este año hemos participado casi el doble. Nos vamos animando y al ser más se pasa mejor. En esta ocasión había espectadores, y nos han aplaudido mucho. Nosotros también les hemos aplaudido a ellos dándoles las gracias por su apoyo y por su presencia.

Guía  [foto: Paco Pascual]
Hoy durante la lectura ha habido un detalle que me ha hecho recordar mi adolescencia al comprobar que esa delicadeza tan sutil que tienen algunas personas para que los demás nos sintamos bien y no demos tanta importancia a lo que nos puede agobiar, sigue existiendo. Recordaba los veranos que me iba de viaje con los tíos y el primo. Íbamos a paradores, a hoteles, a restaurantes, y a mi me daba mucha vergüenza no saber que pedir para comer ni como actuar con el camarero que siempre tenía a mi espalda. Estaba muy retraída. Un día durante la comida se me cayó un trozo de pan, tanto me azoré que no sabía si debía recogerlo o no, entonces a mi tío se le cayó otro trozo igual. Me relaje e hice lo que él hizo. Siempre he pensado que a mi tío no se le cayó el trozo de pan, lo tiró para demostrarme que cualquier cosa que nos pueda suceder a nosotros también les pasa a los demás.

Hay detalles que no se olvidan y que nos enseñan a ser tolerantes, delicados, dulces con las personas que nos rodean. Hoy eso lo he vuelto a ver, y a sentir.

Estoy ya en casa y sigo pensando que para ser felices hemos de procurar que los demás también lo sean, solo así rebotará hacia nosotros la  felicidad.

jueves, 29 de mayo de 2014

Calma

Por Chelo Payá

Mirada  [foto: Paco Pascual]
Cuando era pequeña mi núcleo era la calle, allí estaban mis amiguitas y los juegos (entonces se jugaba allí); de adolescente, por los cambios que notaba en mi cuerpo y que me hacían sentir mayor, los juegos fueron sustituidos por los paseos; de mayor de verdad, todo esto fue sustituido por la casa y el criar a mis hijos. Ahora que parecía que estaba todo hecho y que iba a vivir tranquila, mi núcleo son los hospitales; comienzo a no salir de allí. Quiero pensar que esto no me importa, pero sí…, me importa, me priva de una libertad que deseo.

Me gustaría que mi agenda no existiera, pero ahí está: día 11, Dr. tal; día 15, Dr. cual; día 16, análisis; día 20, podólogo; día 25, traumatólogo; etc., y aún siendo así, pienso que en cada uno de los sitios nombrados se descubren otros mundos donde también es posible ser feliz y hacer felices a los que, como yo, necesitan que llegue alguien para notar, aunque sea levemente, algún cambio en sus vidas ¡simplemente preguntando el nombre! Vaya donde vaya siempre estoy acompañada de personas que necesitan mi apoyo a la vez que yo necesito de su consuelo; son relaciones sencillas pero profundas, ya que en esos sitios el corazón se lleva en la mirada.

Una vez escribí que nos unen lazos invisibles que nos conectan unos a otros. Ahora estos se me han hecho visibles porque los necesito para poder continuar, sin ellos creo que me caería y no sabría como actuar sola.

Estaba pensando en tonterías, pero compruebo que éstas dejan de serlo cuando se cambia de ambiente.

Cuando vamos de boda es inevitable sentirnos seguros, cómodos, guapos con la ropa que llevamos. Donde me encontraba hoy lo más importante era tener a mano una palangana; como se la querían llevar les he pedido, por favor, que la dejasen a mi lado. Hoy, eso tan sencillo, era lo que me daba seguridad.

viernes, 23 de mayo de 2014

Oscuridad

Por Chelo Payá

Tregua  [foto: Paco Pascual]
Estando en una habitación me mostraron, simbólicamente, la oscuridad en la que nos movemos. Apagaron todas las luces. Era imposible ver nada. Entonces dijeron: que si tropezamos estando a ciegas no nos avergüenza; que nos sentimos cómodos, sin dolor, porque no nos ven; que aunque percibamos nuestros fallos estamos tranquilos con nuestro “yo”…, “yo”…, y “yo”; que lo mejor de toda esta situación es que tampoco vemos lo que molesta a los demás de nosotros mismos; y que nos acomodamos a la oscuridad y ya no nos interesa que se abra ningún resquicio de luz porque así no nos esforzamos en corregir nada, ni tan siquiera debemos admitir que no tenemos ninguna intención de cambiar, para mejor. Cuando se ilumina la estancia no reconocemos nada, estamos deslumbrados, solo vemos polvo en cada rincón donde miran nuestros ojos y a nuestro alrededor todo se convierte en trabajo, pero lo que menos nos gusta es que los demás también nos ven, y  que nos pueden juzgar por nuestras acciones, y eso aún nos hace más vulnerables.

Si nos hablan del fin del mundo nos asustamos al pensar que dentro de millones de años éste pueda desaparecer. Yo pienso que el fin de mi mundo está mucho más cerca, y medito, sin asustarme, como puedo comenzar a soltar aquello que me ata, y a distinguir aquello que más quiero. Tengo que enseñarme a abrir mis manos para que al final, cuando tengan que quedar vacías, no duelan. 

martes, 20 de mayo de 2014

Gratitud

Per Veus Sènior

Un centenar d’entrades en el blog! Cent col·laboracions escrites! Cent aportacions fotogràfiques! Pensaments, reflexions, ressenyes, crítiques, sentiments, imatges... en l’entrada número cent del nostre blog, sols unes poques paraules per agrair el seu suport, confiança i il·lusió a totes les persones que han col·laborat, d’una o d’altra manera, amb Veus Sènior. Gràcies a tots!  

jueves, 15 de mayo de 2014

Paz

Por Chelo Payá

Ya no me conozco, hasta  me dicen cuando he de tener vacaciones y éstas, que antes me hubiesen parecido que era muy cortas, ahora tengo la sensación de que son eternas.

Custodia  [foto: Paco Pascual]
Ha pasado una semana y no he hecho nada importante, nada que merezca la pena mencionar, solo que tengo una semana más de vida y doy gracias por ello. Una semana en la que si he meditado mucho sobre el lugar tan privilegiado en el que vivimos y, sobre todo, de por qué no le damos ninguna importancia.

Pensaba en la gran cantidad de personas que mueren violentamente cada día por accidente, guerra… A mí me parece que no deberían de fabricarse armas de fuego con el fin al que se destinan, aunque para que esto fructifique lo primero que hemos de hacer es parar el “lanzallamas” de nuestra boca; no hacer daño a nadie con nuestra palabras (de verdad que yo lo intento), solo así, con ese granito de arena, comenzaríamos a crear paz en la familia, en nuestro entorno, en nuestro mundo…, en nuestro corazón.

También recordaba lo que se nos dijo el otro día en clase: que cada día el mundo es más pequeño y, aunque parezca mentira, lo es.  Con las nuevas tecnologías lo que antes eran viajes de meses, ahora es solo cuestión de horas; ya nada está lejos, ni lo que nos gusta ni los que nos horroriza. Todo está más cerca de lo que pensamos y todo nos puede alcanzar en el momento menos esperado.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Concierto Domingo de Ramos

Por Chelo Payá

Hacía años, muchos años que no oía este concierto y me he acordado que para mi era un preludio perfecto para comenzar con ilusión las fiestas de Moros y Cristianos. Hoy he vuelto a estar en el Calderón y me he dado cuenta que todo era diferente pero a la vez todo era igual, idéntico.

Preludio  [foto: Paco Pascual]
He comprendido que no eran los dieciocho años los que, al oír la música, hacían bullir en mi interior la emoción y la alegría de pensar en el futuro que estaba por llegar con todas las ideas fantásticas y el soñar despierto que la juventud proporciona, porque hoy, a los sesenta y siete años, he sentido lo mismo. Mi corazón se agitaba igual y mis pies no dejaban de moverse, no lo podía evitar, era como si solo hubiese pasado un segundo de mi vida; era la misma persona, no había cambiado, y estaba entregada por completo a todo lo que a mi mente le placía recordar.

Solo sentía tristeza por las personas que se han renovado, por las que ya no están pero que seguirán brillando en mis ojos mientras tenga vida.

Las fiestas son como un reflejo vivo de cómo vamos cambiando de generación en generación. Yo ya solo reconozco al “cop”.

Hoy he sentido emociones y he tenido recuerdos, que es bueno revivir, gracias a una música preciosa interpretada por la Corporación Musical Primitiva, d’Alcoi, y dirigida por un maestro muy especial.

En Alcoy el mes de abril reluce por si solo.

miércoles, 30 de abril de 2014

SMS

Por Chelo Payá

Abrigo  [foto: Paco Pascual]
El sms de una amiga me ha hecho recordar que siendo pequeña vi, en un libro, unos dibujos que no he olvidado porque me hicieron pensar en muchas cosas. Los dos dibujos representaban lo mismo: unas nubes en lo alto del cielo y una habitación con un lecho. El tema era el nacimiento y la muerte.

En las nubes del primer dibujo había unos ángeles llorando porque de sus manos se desprendía una niña que venía a la Tierra, donde su madre la recibía con una alegría inmensa mientras estaba en la cama rodeada de familiares, todos muy contentos por la llegada de la niña, a la que acogieron con todo el amor que cabía en sus corazones. En el segundo dibujo había una viejecita en la cama acompañada por sus hijos y nietos, muy tristes. Lloraban porque sabían que no la iban a tener más entre ellos; se les estaba escapando sin poder hacer nada, mientras en el cielo, —a la inversa que en el primer dibujo—, se la estaba esperando con los brazos abiertos. Los ángeles que años antes o momentos antes, según como se mida en el tiempo, la habían dejado venir al mundo ya no podían estar sin ella y la estaban reclamando.

El sms que me ha traído estos recuerdos decía textualmente: “Recuerda que el día que naciste todos reían y tú llorabas. Vive de tal manera que cuando mueras todos lloren y tú rías“.

Puede dar la impresión de que la persona que piensa en estas cosas está triste, y es todo lo contrario. La vida tiene más fuerza si comprendemos la importancia de cada momento vivido, y de los que aún nos quedan por vivir.

lunes, 28 de abril de 2014

Contrastes

Por Chelo Payá

Voy viviendo con las experiencias que he ido almacenando en mi mente creyendo que, cuanto las necesite, ellas me van a sostener como unos pilares firmes, indestructibles, pero en cuanto recibo una noticia no esperada se tambalea todo lo construido. Es entonces cuando me doy cuenta que toda mi vida esta suspendida en el aire, porque basta un solo segundo para que algo que creía sólido se derrumbe sin poder hacer nada por evitarlo:

— ¡Cómo cuesta volver a ponerlo todo en pie!

Contrastes  [foto: Paco Pascual]
.........................................

Hoy, en el taller de lectura, he descubierto que en un poema puede haber equis palabras, pero que al leerlo se abre un universo pleno de ellas, y que al releerlo siguen floreciendo, en mi mente y en mi corazón, sentimientos, emociones y anhelos que ya están en mí; se me renuevan las ganas por conocer expresiones distintas, maneras diferentes de manifestar una misma cosa, viendo como las palabras, colocadas según el estado de ánimo de quien las escribe, según su carácter, según como enfoque su vida, te hacen pensar, soñar, sentir, amar…, incluso llorar.

Un poema, sin ser extenso, puede ser tan profundo que te lleve a descubrir los cimientos de tu ser.

Para realizar un bordado se eligen los colores y las formas más bellas para que los ojos se deleiten al contemplarlo; en un poema se escogen las palabras adecuadas y perfectas para que al oírlo o leerlo sea el corazón el que se ponga en marcha, impetuoso y con ardor.
 

miércoles, 23 de abril de 2014

La autopista

Por Chelo Payá

Ahora la vida no es que tenga otro valor para mí, simplemente es que la analizo más. Hoy pensaba en cosas muy profundas, de esas que nos parece que no lo son.

Antes cuando hacíamos un viaje invertíamos mucho tiempo, nos parecía eterno, pero era maravilloso; entrábamos en todos los pueblos del trayecto, bebíamos en sus fuentes, descansábamos en sus parques y tomábamos un café en sus bares. Ahora, con las autopistas, llegamos antes a nuestro destino pero dejamos de conocer a la gente, no sabemos, y ni siquiera nos interesa, si aquellos pueblos que cruzábamos han cambiado.

Creo que con las prisas estamos fallando en algo muy importante: no conocemos a los que viven a nuestro alrededor (amigos, vecinos…), siempre hay algo que nos atrae más que prestarles atención a ellos, y sin darnos cuenta vivimos cada vez más individualmente, la conexión con los demás es más difícil. Estamos construyendo una autopista en nuestro corazón.

Reverberación  [foto: Paco Pascual]
La existencia es un ciclo. La Tierra, el Sol, nuestra vida, la de una flor…, todo comienza y termina. Con todo gozamos, y también sufrimos. Pensamos que todo está en nuestras manos, y todo lo tenemos que soltar. No hay nada infinito en el universo, todo es finito. La palabra “siempre” creemos que nos pertenece y que su significado es permanente, pero es como un soplo que apenas se percibe.

No podemos ni debemos precipitar ningún acontecimiento ni importante ni sencillo. En la vida todo lo tenemos en el momento justo, en el que nos conviene.

martes, 15 de abril de 2014

Pregón Semana Santa 2014

Por Chelo Payá

Hacía mucho tiempo que no estaba en una celebración religiosa.

Hoy, en la iglesia de San Vicente y San Antonio, como complemento al Pregón de la Semana Santa, ha cantado el Cor l’Aplec de la Unión Musical de Alcoi, reforzado por miembros de la Capella L’Assumpció de Castalla. A este coro pertenece una amiga muy querida, y he estado presente para acompañarla. ¡Que bien lo han hecho!, aunque yo solo la miraba y la escuchaba a ella. Me ha llamado la atención el buen hacer, la disciplina, la perfección, el compromiso y la aplicación. Han sido dos horas, pero si no hubiesen dejado de cantar no me habría movido de allí.

Aviso  [foto: Paco Pascual]

Antes, cuando oía la Palabra, siempre reflexionaba sobre ella, hoy también lo voy a hacer. El Evangelio hablaba de la Samaritana, pero yo me he quedado con los discípulos de Emaus, a los que se han nombrado en el pregón. Siempre me he sentido como ellos, que aunque Jesús camine a mi lado no lo conozco, aunque me hable, aunque me grite, aunque…, y siempre he pensado que es debido a que no vivo con Él, a que el contacto es más breve cada día.

A las personas con las que vives las conoces por la forma de colocar la llave en la cerradura, cuando entran en casa; por la forma que dejan las cosas en el cuarto de baño; por como se doblan la ropa y la dejan en la silla, etc., aún sin verlas las conoces por todos estos detalles. Hoy, en mi cabeza solo rondan estas cosas.

Convivir es conocer. 

martes, 8 de abril de 2014

El carrete de Hilo

Por Chelo Payá 

Transcurrir  [foto: Paco Pascual]
Cuando comienza la vida es como un pozo sin fondo que se va llenando a medida que se va viviendo. Cuando más receptiva es la persona más cosas van quedando en ella, y al hacerte mayor lamentas no haber prestado más atención a todo lo que ha ido pasando a tu alrededor: algunos consejos de tus padres, el mejor aprovechamiento de lo que te enseñaban en la escuela, el juego con tus amigas y, posteriormente, vivir con más intensidad la infancia de tus hijos, porque aunque se hayan saboreado, disfrutado y gozado al máximo, las horas siempre se quedaban cortas. La reflexión llega siempre cuando algo se nos escapa.

Ahora recuerdo que de pequeña siempre estaba preguntando: qué sería, qué me pasaría, cómo sería de mayor…, y mi madre me contestaba comparando la vida a un carrete de hilo y explicándome que si, cada vez que quisiera ver y saber de las cosas que no conocía, estirase un trocito de hilo y lo rompiese para satisfacer esa curiosidad, mi vida sería muy breve, ya que en poco tiempo se terminaría el carrete y moriría. Así era como me enseñaba a no precipitar ningún acontecimiento, a vivir cada día lo que me estaba reservado; a no preocuparme por lo que todavía no había llegado, y a no dar importancia a lo que me agobiaba y que solo existía en mi imaginación.

Mi pozo si tiene fondo. Lo estoy removiendo para recordar las cosas que sí me han servido de mucho.

Voy subiendo los mismos peldaños que mis antepasados y así como ellos viven en mi corazón, me gustaría que también a mi se me recordara.

Me han enseñado que la muerte es tan sencilla como la vida, y que si una no está, no puede venir la otra.

miércoles, 2 de abril de 2014

Para Elvira

Por Chelo Payá

La vida está llena de sorpresas.

A mí me está desbordando la cantidad de personas a las que estoy queriendo y de cómo, a la recíproca, me están demostrando su cariño. Pienso que esto es gracias a que mis ojos ya no miran hacia fuera como siempre lo han hecho, los estoy enseñando a mirar hacia dentro. No se fijan ya en lo que ven en cada momento, están interiorizando y les gusta más profundizar en las personas. Llegan a su corazón y no son rechazados. Ya no se distraen, ahora sueñan,  y se deleitan con la bondad que aún existe.

Espera  [foto: Paco Pascual]
Me estoy acostumbrando a vivir conmigo misma, a conocerme más, y  siento que no he perdido ni un minuto de mi vida, todos han sido válidos para llegar a ser como soy ahora. Doy gracias porque a mi mente llegan reflexiones que aún estoy a tiempo de poner en práctica.

Cuando una persona fallece —familiar, amigo, personaje importante—, solo recordamos sus virtudes, sus defectos siempre tienen justificación:

— No tenía mal genio, éramos nosotros los que lo hacíamos enfadar.
— Tenía buen corazón.

Y yo pienso, ¿por qué no aprendo a mirar así a los vivos?, a disculparlos, a comprenderlos, a defenderlos, a...

También quiero que mis oídos aprendan a oír el tú con más asiduidad, y dejar el martilleo del yo, yo, yo, que no cesa ni un momento.

Con palabras todo es sencillo, lo complicado es llegar a las obras.

No quiero parecer lo que no soy. Todo me cuesta, posiblemente porque no lo se hacer, pero deseo saber hacerlo.

domingo, 30 de marzo de 2014

La luz

Por Chelo Payá

Me reafirmo en que si quiero escribir se donde he de estar. Mi inspiración está en la cama. Al instante de recostarme acuden las ideas, en el sillón no lo consigo.

Hoy he hablado con una persona que me ha preguntado:

— ¿Vas a hacer algo el fin de semana? ¿Irás a la playa a relajarte?

Despuntar  [foto: Paco Pascual]
Mi relajación es ahora el papel, tanto el que ya está escrito (libros, artículos…), como el que está en blanco y que voy llenando con mis cosas. No deseo nada más.

El montaje de mi vida ha cambiado, y es porque las horas ya no son eternas, todo lo contrario, para mí se han convertido en segundos. Las lleno al máximo. Todos los momentos son privilegiados, no anulo ninguno.

Mi interior cada día está más cerrado, solo lo abro para mí. Lo he tenido muchos años abierto, con la puerta entornada, y los demás entraban, miraban, salían; entraban de nuevo y volvían a marcharse. Ahora que lo he cerrado con siete llaves, los mismos quieren abrir a la fuerza, forcejean, llaman…, y me he dado cuenta de que a las cosas que creemos que nos pertenecen no les damos valor, pero si nos las retiran…, las queremos.

La luz al aire libre, aunque salgamos de casa todos los días a la misma hora, nunca es igual. Descubrir en las personas que somos como la luz es difícil, pero si lo intentamos al final se llega a comprender.

Cuando alguien este leyendo algo mío, yo siempre lo escucharé.

martes, 25 de marzo de 2014

Prioridad

Por Chelo Payá

Ahora, una de mis prioridades se centra en los martes por la tarde. Solo es una hora, pero muy intensa. Deseo que llegue el día. Me gusta. Tengo la sensación que estoy en la Real Academia, cada uno tiene su silla. Allí se enseña a leer —mejor—,  y a escuchar, que es lo más importante para aprender. Los textos están elegidos con una finura impecable. Nunca pensé que a partir de su lectura se despertase en mí la avidez por la escritura.

Sabiendo que cuento con vuestra tolerancia, me gusta haceros participes de todo lo que siento, pienso y sueño.

Hoy mi reflexión está basada en el libro que se ha leído en el taller de lectura: “EL BAILE”, de  Irène Némirovsky, que me interesó desde su introducción pero que, ni por un momento, imagine su desenlace.

Inicio  [foto: Paco Pascual]
Pienso que todos los personajes, cada uno a su manera, llevaban una tragedia dentro que no podían, ni querían, ni sabían admitir, y que les hacía sufrir. Unos por ignorancia, por inexperiencia, llevaban las cosas al límite; otros por no dar importancia a ciertos comportamientos; algunos por su soberbia, y todos dejando pasar las cosas creyendo que dominan la situación. Así se va creando un ambiente nocivo al que contribuye el rencor que, posiblemente durante toda su vida, se ha ido almacenando en el corazón de cada uno, y cuando éste estalla es como un tsunami que lo arrasa y destruye todo, sin dejar nada en su sitio, hasta los sentimientos se tambalean. La principal motivación para este desenlace es que nadie se sentía querido.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Deseos

Por Chelo Payá 

Cuando crees que son palos lo que la vida te está dando, si te paras a pensar y lo analizas, ves claro que te hace falta para que los que te rodean —hijos, nietos— se den cuenta que la vida trata a todos por igual, que no hay nada ni nadie especial; para limar tu soberbia; para darte cuenta como te quieren muchas personas; para ceder en detalles a los que solo tú das importancia; para ir colocando las cosas en su sitio.

Equilibrio  [foto: Paco Pascual]
Anteriormente, por la noche, me metía en la cama y me dormía. Ahora, cuando lo hago, afloran mis pensamientos y mis secretos más escondidos. Es como si abriera un desván que ni yo misma conozco, y voy sacando de un baúl cosas preciosas que me gusta tener, recordar…, y cosas que me gustaría, como cualquier ser humano, olvidar, pero aún así disfruto seleccionando.

Pienso en lo afortunada que ha sido, y es mi vida. Desde pequeña he puesto los medios para que mi persona estuviera revestida con una coraza para que todo lo que no fuese bueno para mí, resbalase y no me perjudicase. Por ahora me ha salido bien.

También reflexionaba sobre lo fácil que sería hacer feliz a una persona, y lo difícil que nos resulta si la persona no es escogida por nosotros. Imaginaba como sería si llevásemos en el bolsillo una careta de la persona a la que amamos, y fuésemos superponiéndola en la cara de los que vamos encontrando, y con los que hablamos. Sería interesante probarlo. Lo haré. Por supuesto que, lo de la careta, solo con la imaginación, claro.

domingo, 16 de marzo de 2014

Flamenco

Por Laura Botella

Estaba preparándome el desayuno cuando en la radio se interrumpe la tertulia radiofónica y la locutora da la noticia: “Ha fallecido Paco de Lucía, tenía 66 años”.

¡Ah!... ¡Ya toca a los míos! ¡Toca a vísperas! El dorado de la tostada pidiendo a gritos que sea regada por el aceite y el humeante café con leche disipan por un momento mi atención.

Vuelvo a la noticia y pienso que Paco de Lucía, —que así se llamaba por su madre—, vino al mundo no con un pan debajo del brazo, más bien con una guitarra. Sus manos y sus dedos no tocaban las cuerdas las acariciaban con tal mimo que ¡así sonaban!

Camarón y Paco de Lucía en los años setenta
Lo imagino de joven sentado en la bahía de Algeciras escuchando el romper de las olas e imaginando cómo, en la lejanía, se unían las aguas del Mediterráneo y el continente. Tal vez así descubrió el tempo, porque no sabía solfeo, decía que las notas eran pajaritos en el tendido eléctrico.

Fue grande, grande para colocar el flamenco donde nadie sospechaba. La composición “Entre dos aguas” fue su lanzamiento. Compartió escenarios con artistas de distintos estilos. Obtuvo un premio Grammy, y fue investido doctor honoris causa por el Berklee College de Boston. Aunque yo me quedo con que, como humilde agricultor, supo sembrar la semilla en Japón, donde han germinado infinidad de escuelas de danza española, y el flamenco goza de gran consideración.

Cuando hayas llegado a lo “alto” te habrán recibido con gran algarabía, —el primero tu compadre Camarón—, con el cajón, el palmoteo, las gargantas…, todo dispuesto para el cante, cante del bueno. Los de “abajo” nos quedamos con el quejío, tú con la gloria.

Descansa en paz, y gracias por hacerme conocer el flamenco.

¡Olé tú!

miércoles, 12 de marzo de 2014

Sueños

Por Chelo Payá

Chelín Payá en un ensayo del Coro Sènior 
[foto: Rafa Silvestre]
Quiero escribir porque tengo sensaciones y sentimientos que se me desbordan en la mente y que son, al mismo tiempo, de una alegría excesiva y una tristeza inmensa.

Estaba en la cama y mí cabeza bullía con las cosas que quería plasmar. Me gustaba recrearme en ellas. Sin pensarlo me he incorporado y he comenzado a escribirlas. Solo así las he podido retener.

Era como cambiar de casa, con las cosas que podemos llevarnos y las que no (me refiero a una casa especial). Pensaba… 

He de eliminar. No me cabe todo. He de clasificar, aunque me cueste. Todo lo que ha vivido conmigo lo quiero, lo necesito.Y ha sido entonces cuando me he dado cuenta de que lo que es verdaderamente mío si me lo puedo llevar:

El amor a mi familia.
El respeto y la amistad sincera de los amigos.
Todo el amor que cabe en mi corazón.
El placer que he sentido en los pequeños detalles.
El comprender cada día la necesidad de ser mejor (aunque no lo logre).
La ilusión de compartir almuerzos, clases, paseos, charlas… vida.

Todo está dentro de mí, pero lo más importante que me llevaré es mi cuerpo. Él vendrá conmigo sin despegarse. Es lo más bonito que he tenido, lo único que ha sido mío, mío…, mío. Precioso o marchito, sigue siendo mi identidad. Si he querido, lo he resguardado. Nunca lo he tenido en contra, es incondicional. Me ha hecho soñar. Me ha hecho feliz. Me ha ayudado a ser como soy. Todos los que me han conocido, lo han hecho gracias a él.
Yo he sido, soy y seré su mejor enamorada.

viernes, 28 de febrero de 2014

"Desastres de la guerra"

Por Chelo Payá

Batalla de Castalla (21 de julio de 1812)
Cuando comencé a escribir en el blog relataba viajes, comidas…, ahora ya estoy abriendo mi corazón.

La guerra es uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis y hoy, a través de la música, lo he sentido en mi alma.

El concierto de la "Música Vella" estaba estructurado en tres bloques: palabra, imagen y música. Las narraciones definían el porqué nos empecinamos en ser más que los otros, en querer dominar, y lo único que conseguimos es que la historia nos ubique en el lugar no deseado.

Una película que nos gusta la recordamos con nostalgia. De este concierto recordaremos las imágenes atroces de las personas mutiladas, del horror, de la angustia y la impotencia de sus rostros al ver que la vida se escapa... y desear el final, para terminar con el sufrimiento que consume el cuerpo.

Cada una de las composiciones musicales nos ofrecía su historia. En una se apreciaban los lamentos de cuando ya se da todo por perdido. También, el paso militar, duro, monótono, firme, agobiante, imperturbable, seguro. En otra sentía cercanía, por estar mi sangre más conectada al tratarse  de una guerra próxima. En la última, como en todo, el sucumbir, con silencios que determinaban la muerte, la extinción de las personas en masa, la destrucción del ser humano, el desgarro de las vidas,  de las almas… EL FINAL.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Sensaciones ("Desastres de la guerra")

Por Tere López

Cartel del concierto "Desastres de la guerra"
de la Corporación Musical  Primitiva
original de Auxi Martínez
Cuando se juntan el trabajo y la sensibilidad se nos ofrece un gran espectáculo, como el de hoy en el Teatro Calderón.

Todos esos grandes músicos, chicos y chicas, pendientes de la batuta de su maestro y tocando sus instrumentos como lo hacían, nos llevaron no solo a escucharles si no ha hacernos soñar y recordar muchas cosas de nuestra vida. Sé que para que esto ocurriese habrán invertido muchas horas de estudio y mucha comprensión por parte de todos.

Y lo consiguieron, llegaron con la música a lo más íntimo que tenemos: nuestro espíritu.

La presencia de Juli Mira, con su gran voz, fue un acierto. La forma tan magnífica de leyó los textos de José Luís Santonja, escritos ex profeso para este concierto, contribuyó al excelente ambiente que se creo en la sala.

De Àngel Lluís qué decir. Observándolo y sabiendo de lo gran músico y maestro que es, intuyo que está en su mejor momento, tanto musical como personal, para seguir con todo el trabajo que desarrolla para y por la música. También me he dado cuenta de lo afortunado que es pues siempre le acompañan esas “dos notas musicales” que son lo mejor y más sublime de la vida: su querida mujer y su querido hijo.

jueves, 20 de febrero de 2014

Soledad

Por Chelo Payá

Horizonte  [foto: Paco Pascual]
Hoy miro el papel como a un amigo al que necesito decirle cosas que alberga mi corazón. Es el único que me entiende, que no me pide explicaciones y con el que me tranquilizo, porque aunque haga borrones, lo raye, lo arrugue, lo rompa…, sigo escribiendo y el me mira fascinado, sin defraudarme.

Cada día mis paseos se reducen, y pienso que aunque no vea las cosas que antes me hacían soñar, ellas siguen estando en el mismo sitio, continúan siendo importantes para muchas personas, y solo si reflexionas te das cuenta de que es tu vida la que cambia, lo demás no.

Nuestra vida es como una motita de polvo en el mundo que sólo es significativa para los que viven a nuestro alrededor, el resto no la perciben.

Cuando creo que comienzo a entender la vida me doy cuenta de mi soledad, y en el fondo de mi ser siento que lo más trascendente lo he hecho y lo haré sola: el momento de nacer y el momento de morir. En el primero mi madre de ayudo, y sé que lo hará en el segundo.

No estoy triste, solo pensativa, y necesito decir lo que siento.

Veo un horizonte precioso y me gusta recrearme el él. Sueño que voy corriendo para alcanzarlo aunque se que la meta es difícil, porque  siempre hay otro que me deslumbra y me atrae, y al que… ¡tampoco lograré alcanzar!

Aun así, no dejaré de soñar y de correr.