sábado, 21 de octubre de 2017

Octavo día de Jazz



Por Chelo Payá                                                             
(31 marzo 2016)

         CHET BAKER TRIO: Oscar,  contrabajo;  Jaume, guitarra; Fede, trompeta. Los tres componentes del conjunto tienen un currículo,  en la música, impresionante.

         El jazz: cuando  más  lo  escucho  más  me gusta,  es  como  otra forma de vida.

         Hoy lo nuevo  para mí es la trompeta (también es la estrella), aunque   el contrabajo,  como  siempre,  lo  llevo dentro de    con  su sonido tan grave.

         Hoy los tres músicos me parecen esos muñequitos  de los salpicaderos de los coches que con el movimiento del mismo mueven la cabecita diciendo: "sí y no". Hoy el ritmo lo llevan con la cabeza.

         El tercer tema  ha sido dulce, melodioso, y me extrañaba  que la trompeta  fuera suave como la seda, con lo estrepitosa  que puede  ser cuando quiere pedir atención; también la guitarra nos recordaba donde estábamos   ¡en  un  concierto  maravilloso!  Ese  ritmo  tan  cadencioso invitaba  a la ensoñación,  a mí me hacía pensar en una habitación  en penumbra, media adormilada y soñando  como acariciar el cielo con las manos.

         En  el final  del  cuarto  tema  el  sonido  de  la  trompeta   ha  ido descendiendo hasta casi no oírse, ¡ha sido espectacular!

         En el intermedio el contrabajista ha cogido el arco. No lo he oído nunca así. ¡Me ha engañado!, solo era para afinar.

         No pongo títulos  porque son todos  en inglés y no se escribirlos. La música es un lenguaje y cada día estoy más contenta  de entenderlo, como mínimo se escucharlo, que ya es un logro.

         La respiración  del trompetista me da la sensación  que debe ser como la de  un  buceador.  El diafragma,  él sí sabe  utilizarlo;  cuando crees que no va a poder más... aún continúa.

         La que suena ahora es una balada preciosa ¡verdaderamente preciosa!

         Hoy tiene partituras, pero tocan con los ojos cerrados.

         En casa, los jueves por la mañana  los dedicamos a comprar cosas materiales que hacen falta para alimentar el cuerpo; horas más tarde es cuando sustento mi alma que la tenía  desnutrida,  porque no sabía qué clase de vitaminas  necesitaba.

Evanescencia [foto: Paco Pascual]

No hay comentarios:

Publicar un comentario