sábado, 21 de octubre de 2017

Relatos



Por Chelo Payá                                                  
 (04 marzo 2016)
          

Culminación [foto: Paco Pascual]
El último día del taller de lectura cada uno fuimos leyendo nuestros textos, todos preciosos pero solamente uno me hizo meditar.

         Éste se refería a una gotita de agua y de todo lo que hay dentro de ella, que ni sabemos ni imaginamos. Me gustó cuando se mencionó la suavidad con que se desliza por un cristal, por una hoja, tan delicada y a la vez tan fuerte. Cerré los ojos y mis pensamientos fantaseaban en que esa gotita era la Tierra, también hermética, con todo lo que la llena. Pensaba en las dos y en que hasta que no se destruyen no desaparece nada de su interior. Reflexionaba sobre que nos sentimos libres amando, viviendo, llorando y que estamos todos enlazados en un mismo fin, muchas veces eludiendo nuestro alrededor más próximo pero sin poder huir y desvincularnos por completo unos de otros con la esperanza de que todo empieza, pero también acaba, y que solo es entonces cuando desearíamos volver a esa prisión que nos consumía y nos agobiaba.

                      

         Una tarde, después de dejar a mi nieto en su casa y de regreso a la mía en el autobús urbano, en la emisora de radio que tenían sintonizada, propusieron que se escribiese un texto que no excediese de cien palabras y que comenzase precisamente así: solo cien palabras. Me costó pero lo hice. Os lo voy a escribir.


         “Serán solo cien palabras el reflejo del abatimiento que nos inunda cuando se idealizan las cosas y solo con un soplo de viento se caen del pedestal, de manera que ya no hay retorno; nada se puede superar y mucho menos volver al sitio donde estaban aunque se intente, siempre hay algo que recuerda porque están en el suelo. Nada es eterno, todo sucumbe con el paso del tiempo, no solo nosotros. Somos poco flexibles, solamente queremos encerrarnos en nuestra razón  porque no deseamos sufrir por lo mismo muchas veces, y menos cuando el corazón nos dice que no hay solución”.

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