sábado, 21 de octubre de 2017

Séptimo día de Jazz



Por Chelo Payá                                                
(17 marzo 2016)

Enhebrar [foto: Paco Pascual]
Giuliano Parisi Trío: piano, contrabajo y batería.
Cada vez que vengo siento experiencias nuevas, y cada vez más excitantes.
Tengo una amiga de lectura y de jazz que es..., (no sé colocar el adjetivo  porque  me quedaría corta)..., que cuando estamos  allí somos una, todo  nos parece perfecto. Venimos casi todos los conciertos y lo que estoy notando es que ya nos estamos convirtiendo en crónicas.
Hoy la combinación batería y piano eran nueva para mí en el jazz, y me sentía extraña con sus sonidos, en cambio del contrabajo, que es el más afín a mis oídos,  me  llamaba  la  atención su perfección. Mi preferencia era Julio Fuster, contrabajo, cuando lo tocaba me daba la sensación que estaba abrazado  a él, y cuando no lo hacía seguía abrazándolo.
El pianista, Giuliano, nos comentaba sus reflexiones, emociones y todo lo que sentía  al componer: esa soledad,  ese querer vivir cada día con ilusión..., y yo lo comprendía, porque la persona siempre está sola con  sus  miedos  y temores  y solo gracias a la tenacidad salen ideas preciosas que son plasmadas  en el pentagrama.
De  momento  la  batería  no  es  estrepitosa,  solo juega  con  las escobillas acariciando por igual los platos que los oídos, y cuando la ha hecho sonar más fuerte, con sus gestos, parecía que no le quería hacer daño. Jeff, en uno de sus solos, ha multiplicado sus brazos, era como un pulpo, me ha parecido imposible que lo hiciera sonar todo a la vez.
El piano, para mí, es un instrumento de concierto y hoy sus teclas me decían otra cosa, eran notas  sueltas, salían de sus manos pero era su corazón quien las pulía. Todos los que escuchábamos sabíamos lo que venía detrás, estábamos  inducidos como el engranaje  de un reloj: enlazados sin poder separarse.
Hoy se creaba un juego de notas (como la vida misma) muy suave al   principio  hasta   desembocar  en  un   clímax   donde los tres instrumentos estaban implicados. Estoy aquí  escuchando el piano  y pienso que Mozart estaría muy a gusto ¡aquí y ahora!
Repito  que,  Giuliano,  antes  de cada  uno de los temas  nos describía lo que él había sentido, y por la  delicadeza  de  cómo  lo transmitía se desprendía que es una persona muy especial; decía que cada tema es una experiencia única con el público,  cuando éste le contestan con sus aplausos.
Al término de la primera parte del concierto he oído lo que yo siempre he pensado que era jazz: música, cada uno por su lado, como si no se conocieran, pero a la vez todos al unísono.

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