martes, 24 de octubre de 2017

Segundo día de Jazz



Por Chelo Payá                                                                   
(23 diciembre 2015)



 
Fraternidad   [foto: Paco Pascual]
          
Segundo día que vengo al jazz y hoy mi idea era convencerme (¡qué ya lo estoy!) de que la primera vez me había deslumbrado, y que no sería tan especial como me había parecido, pero me engañaba yo sola, me sigue gustando mucho. Volveré tantas veces como pueda.

            Hoy ha cantado una alcoyana: Neus Ferri, y ha conseguido elevarme a las nubes con esos ritmos tan cadenciosos y con su manera tan especial de moverse. En uno de los temas, los tres que formaban el grupo, no tocaban, acariciaban el instrumento           como si fuera lo más preciado que poseyeran, pero al mismo tiempo desgarrando las notas con una maestría perfecta; también en esta misma canción, el micro era, para ella, como su amante, lo sujetada con las dos  manos que eran como palomas, no queriendo hacerle daño y a la vez no queriendo que se le escapara, y su voz le susurraba cosas preciosas ¡sólo a él!, gemidos, lamentos que salían del fondo de su ser.

            En el jazz nada es agresivo y aunque en algunas ocasiones parezca disonante, todo es suave, dulce, sensual; hasta las palabras más fuertes te hacen entrecerrar los ojos, estremecen el cuerpo, y te hacen soñar con esas caricias que por haberlas tenido, se recuerdan o por no haberlas vivido, se añoran.

            En otro de los temas el saxo parecía herido por los acordes que sonaban, se notaba que estaba soñando, lo que no sabía él era que nos hacía soñar a todos los que estábamos escuchando, ¿o sí lo sabía?

            Cuando estoy aquí no me siento turbada sino muy emocionada, una sensación que ya no sentía y ahora doy fe de que el corazón, hasta que no deja de latir, no deja de sentir.

            Como final del concierto Neus y Álvaro—guitarra—, han interpretado: “Un mundo maravilloso”, y verdaderamente nos han hecho sentir que el mundo es maravilloso, aunque solo sean instantes, momentos, segundos…, pero que vale la pena vivirlos.

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