Por Chelo Payá
(23
diciembre 2015)
Fraternidad [foto: Paco Pascual] |
Hoy ha cantado una alcoyana: Neus
Ferri, y ha conseguido elevarme a las nubes con esos ritmos tan cadenciosos y
con su manera tan especial de moverse. En uno de los temas, los tres que formaban
el grupo, no tocaban, acariciaban el instrumento como si fuera lo más preciado que poseyeran, pero al
mismo tiempo desgarrando las notas con una maestría perfecta; también en esta
misma canción, el micro era, para ella, como su amante, lo sujetada con las
dos manos que eran como palomas, no
queriendo hacerle daño y a la vez no queriendo que se le escapara, y su voz le
susurraba cosas preciosas ¡sólo a él!, gemidos, lamentos que salían del fondo
de su ser.
En el jazz nada es agresivo y aunque
en algunas ocasiones parezca disonante, todo es suave, dulce, sensual; hasta
las palabras más fuertes te hacen entrecerrar los ojos, estremecen el cuerpo, y
te hacen soñar con esas caricias que por haberlas tenido, se recuerdan o por no
haberlas vivido, se añoran.
En otro de los temas el saxo parecía
herido por los acordes que sonaban, se notaba que estaba soñando, lo que no
sabía él era que nos hacía soñar a todos los que estábamos escuchando, ¿o sí lo
sabía?
Cuando estoy aquí no me siento
turbada sino muy emocionada, una sensación que ya no sentía y ahora doy fe de
que el corazón, hasta que no deja de latir, no deja de sentir.
Como final del concierto Neus y
Álvaro—guitarra—, han interpretado: “Un mundo maravilloso”, y verdaderamente
nos han hecho sentir que el mundo es maravilloso, aunque solo sean instantes,
momentos, segundos…, pero que vale la pena vivirlos.
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